Es posible almacenar la insulina a temperatura ambiente y durante mucho más tiempo de lo que se pensaba. Así lo afirma un nuevo estudio internacional con resultados muy positivos para los pacientes con diabetes tipo 1, especialmente aquellos que residen en países con menos recursos.
En general, la insulina se suele mantener refrigerada a una temperatura de entre 2°C y 8°C. A temperatura ambiente, lo normal es desecharla a las cuatro semanas. Sin embargo, un equipo de la Universidad de Gotemburgo ha investigado la conservación de este medicamento en hogares de la India sin acceso a nevera, concluyendo que su vida útil es hasta cuatro veces más larga de lo que se creía.
Para conservarla, estas familias almacenaron la insulina en vasijas de barro o rincones naturalmente frescos de sus casas, durante un periodo de uno a cuatro meses durante el verano. Posteriormente, investigadores de la Universidad de Florida confirmaron que el producto estaba todavía en buen estado y podía ser administrado.
En muchos lugares del mundo, un déficit en el acceso a la insulina provoca complicaciones graves en pacientes con diabetes tipo 1. Este descubrimiento, de confirmarse en estudios más amplios, podría prolongar sustancialmente la vida útil de la insulina no refrigerada, mejorando así la calidad de vida de muchísimas personas.
