Ayer, 31 de mayo, se celebró el Día Mundial Sin Tabaco. Como cada año, en esta fecha se busca alertar del riesgo que constituye el tabaco para la salud, tanto para el fumador como para las personas de su alrededor. Y es que tal y como pone de manifiesto la Organización Mundial de la Salud (OMS), los datos son alarmantes: el tabaquismo crónico provoca el 30% de todos los tipos de cáncer, y el 90% de los cánceres de pulmón. Además, provoca enfermedades pulmonares y cardiovasculares.
Por otro lado, pero no menos importante, el tabaco aumenta hasta en un 40% la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2. María Ibáñez, cardióloga en el Hospital Vithas Valencia 9 de octubre, explica que “la nicotina cambia a las células, haciendo que no respondan a la insulina, favoreciendo la aparición de diabetes. Además, las sustancias químicas que hay en los cigarrillos dañan las células de los vasos sanguíneos causando inflamación”. Esta inflamación, a su vez, provoca complicaciones del corazón, que en personas con diabetes, suponen el 50% de los fallecimientos.
Dejar de fumar es una decisión que mejoraría la función cardíaca y pulmonar, así como la calidad de vida de las personas con diabetes, y de la población fumadora en general. Tomar la decisión con determinación, mentalizarse, llevar una dieta adecuada, hidratarse y hacer deporte son algunas de las claves en las que apoyarse en este proceso.