Para conseguir un buen control de la diabetes, lo más importante es alcanzar un bienestar físico y mental. Normalmente, se pone el foco de atención en llevar un estilo de vida saludable, con una alimentación equilibrada y con la práctica habitual de ejercicio. Sin embargo, el estrés y otros cuadros psicológicos también pueden afectar gravemente a la diabetes, dificultando el control de la glucosa cuando ya se cuenta con el diagnóstico.
El estrés es una respuesta de defensa del organismo ante aquellos estímulos físicos y psíquicos que provocan una alteración de las hormonas. Ante situaciones estresantes, el cortisol y la adrenalina empiezan a funcionar de tal manera que impiden a la insulina realizar su trabajo, es decir, regular los niveles de glucosa en sangre. Entonces, el aumento de estas hormonas puede provocar hiperglucemias y resistencia a la insulina.
Por otro lado, muchas veces, por no contar con una adecuada educación diabetológica, se torna complicada la gestión de la patología, generando entonces estas situaciones de estrés.