La vuelta a las aulas y a las rutinas favorecen la salud de los menores y ayudan a reducir el riesgo de obesidad infantil y, en consecuencia, de desarrollar diabetes en la edad adulta, según un estudio de la Universidad de Florida (Estados Unidos).
Una de las claves es la actividad física que realizan los niños durante el periodo de vacaciones, que suele ser mucho menos que durante los días escolares, así como el tiempo que pasan delante de una pantalla o la alimentación que llevan.
Por ello, y con el fin de evitar el sedentarismo, los expertos han destacado que es necesario una rutina de actividades y comportamientos saludables para frenar la obesidad infantil.
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