Prevención y atención de la retinopatía diabética

Uno de cada tres pacientes con diabetes tiene retinopatía diabética. Además de las cataratas, el glaucoma o el edema macular diabético, la retinopatía diabética es una de las complicaciones microvasculares más habituales en diabetes. Los pacientes sufren un deterioro y daño en su visión, debido a altos niveles de glucosa que afectan a los capilares de la retina.

En las etapas iniciales de la retinopatía diabética apenas se notifican síntomas, lo que provoca un avance silencioso de esta complicación que, si no se detecta a tiempo para tomar medidas, puede llegar a provocar ceguera. De hecho, la retinopatía diabética es la principal causa de ceguera en las personas de entre 20 y 74 años.

En este sentido, las personas con diabetes no solamente deben acudir a sus revisiones médicas de Atención Primaria, sino que deben realizarse exámenes oftalmológicos de manera frecuente para prevenir y evitar el desarrollo de cualquier complicación visual derivada de la patología.

El avance de la tecnología permite este diagnóstico precoz, tratando las complicaciones visuales antes de que el propio paciente comience a percibirlas. Por eso, las unidades oftalmológicas que ofrecen cuidado integral y preventivo son una necesidad dentro del control de la patología, para que se realicen exploraciones diagnósticas y cirugías complejas, que permitan a las personas con diabetes y problemas oculares seguir disfrutando de una buena visión.

Además, frenar el avance de la retinopatía diabética en los pacientes con la patología, se traduciría en disminuir el coste económico de millones de euros que supone cada año al Sistema Nacional de Salud la rehabilitación de la ceguera y la seguridad social.