La incidencia de la obesidad es cada día mayor. A día de hoy, 3 de cada 10 adultos la sufren. Esto, además de aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, puede estar vinculado con algunas complicaciones psicológicas, relacionadas con la autoestima y la depresión.
Helena García, psicóloga investigadora del Servicio de Nefrología del Hospital Universitario La Paz, señala que “la obesidad es una enfermedad que va más allá de la responsabilidad individual. Hay que eliminar el estigma de que su desarrollo depende exclusivamente del comportamiento de una persona con la comida”.
Así, García hace hincapié en el cuadro psicológico de las personas: “Ante situaciones de difícil manejo, como el estrés y la ansiedad, la sobreingesta de comida tiene un poder anestesiante, calmante, regulador de las emociones. Es aquí donde hay que empezar a trabajar, en la gestión psicológica de las situaciones”.
En una sociedad en la que los factores de riesgo para desarrollar obesidad son cada día mayores, se necesitan medidas que promocionen estilos de vida saludables desde las edades más tempranas; recursos a nivel asistencial y psicológico; y, en resumen, estrategias comunes entre Administración Pública, profesionales sanitarios y sociedad.