Las nuevas rutinas de vida se caracterizan, según varios estudios, por una alimentación rápida y cargada de grasas saturadas y trans, y por la falta de ejercicio físico por la interminable lista de fuentes de entretenimiento caseras. Esto contribuye a una elevación de la incidencia de la obesidad en menores.
Novo Nordisk, con el aval de la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica (SEEP), ha asegurado, durante su Curso de Endocrinología Pediátrica, que entre el 40% y el 65% de los niños con obesidad, la padecerán también en el futuro. Ambas entidades coinciden, además, que la obesidad infantil es la enfermedad crónica más prevalente.
Evitar la obesidad se traduce en una reducción significativa de los riesgos metabólicos, como lo son las enfermedades cardiovasculares, el cáncer o la diabetes tipo 2. Y el primer paso para frenar el avance de la obesidad es concienciar sobre ella a la sociedad en general, empezando por el entorno familiar, pasando por los centros escolares y acabando por las esferas políticas.
Mediante una educación y formación permanente, actualizando continuamente los conocimientos de las personas y mejorando la interacción con los profesionales de la salud, se conseguirá sensibilizar a la población sobre estas patologías, y así ofrecerles las herramientas necesarias para poder actuar a modo de prevención.