Que el sobrepeso es perjudicial para la salud es algo de lo que ya no cabe la menor duda. Y no solo pasa factura en la edad adulta, sino que sus secuelas pueden aparecer mucho antes. Numerosas investigaciones ponen de manifiesto la relación entre un Índice de Masa Corporal (IMC) alto y el riesgo de desarrollar diabetes tipo 1 en adolescentes. De este modo, aquellos jóvenes que padezcan obesidad, tendrán más probabilidades de padecer diabetes tipo 1.
Según uno de los estudios, realizado a jóvenes israelíes de entre 16 y 19 años, y publicado en la revista Diabetologia, cuando los niveles de adipokinas y citoquinas, células y proteínas asociadas a la obesidad, son altos, aumentan los procesos proinflamatorios que provocan diabetes. Además, señalan otros factores asociados a la obesidad, que contribuyen al desarrollo de la patología, como lo son la falta de vitamina D, las dietas ricas en grasas y la modulación de la microbiota intestinal.
Estos datos resultan alarmantes teniendo en cuenta el alto ritmo al que está avanzando la prevalencia de la obesidad en los menores, sin perspectiva de que los datos mejoren en el futuro. El aumento de la obesidad en la adolescencia se traduce, por tanto, en un aumento de los casos de diabetes tipo 1.
Incorporar hábitos saludables, como una alimentación equilibrada y la práctica de ejercicio, contribuirá a mantener un IMC estable y, por consiguiente, a evitar el riesgo de padecer la llamada diabetes infantojuvenil.
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