La diabetes tipo 1, a diferencia de la diabetes tipo 2, ubica su origen en causas a día de hoy desconocidas, con cierto componente hereditario. Por lo que respecta a la aparición de la también llamada ‘diabetes infanto-juvenil’, por ser este el colectivo de población al que más afecta, no está influenciada, al menos que se sepa de momento, por inadecuados hábitos de vida, como la diabetes tipo 2, por lo que resulta más desconcertante que la incidencia varíe tanto en función de cada país del mundo.
Según un estudio impulsado por Novo Nordisk y liderado por Zachary J. Ward, doctor del Center of Health Decision Science de Harvard T.H. Chan School of Public Health, los niveles de incidencia de la diabetes tipo 1 se ven afectados por diferencias entre los sistemas sanitarios de cada país y, principalmente, por la falta de diagnóstico.
Partiendo de esta base, el doctor Ward y su equipo de investigación estiman que en 2021, hubo 355.900 nuevos casos de diabetes tipo 1 en todo el mundo, de los que el 44%, es decir, 156.596, no fueron diagnosticados, realidad que se produce fundamentalmente en los países pobres y con menos recursos. Y aunque estos datos fueron recogidos a nivel global, encontraron grandes diferencias en cuanto a regiones: en países como Australia y Nueva Zelanda, en el oeste y norte de Europa y en Norte América, el 95% de los nuevos casos fueron diagnosticados; sin embargo, menos del 35% consiguieron un diagnóstico en otras zonas, como el este de África, el sur y sudeste de Asia.
Todo pone en evidencia la falta de la atención necesaria y adecuada por parte de los sistemas sanitario de cada país, que requiere el colectivo de pacientes con diabetes tipo 1, y que supone 8,4 millones de personas en todo el mundo. Un diagnóstico precoz permite a los pacientes tratar su patología cuanto antes, adaptarse a ella con normalidad y poder seguir disfrutando de una calidad de vida como la de cualquier otra persona, y esto es algo fundamental para los 476.700 casos de diabetes tipo 1 que se estima que se diagnosticarán en 2050, lo que significa un incremento del 34% con respecto a las cifras del año pasado, y que alcanzaría los 17,4 millones de pacientes totales en el año 2040.