La enfermedad de hígado graso no alcohólico es una patología causada por exceso de grasa almacenada en las células del hígado y está intrínsecamente relacionada con la obesidad y la diabetes tipo 2, siendo factor de riesgo para desarrollar enfermedades cardiovasculares y otras comorbilidades derivadas.
A la hora de reducir el riesgo de padecer patologías derivadas del hígado graso, así como de prevenir su aparición, un estudio del Centro Alemán de Investigación sobre la Diabetes (DZD), del Helmholtz de Múnich y del Hospital Universitario de Tubinga asegura que practicar ejercicio regularmente podría ser clave.
De esta forma, se ha señalado que la práctica de actividad física y un estilo de vida saludable modifican la adaptación del hígado al aumento del consumo de energía para tratar y prevenir la enfermedad hepática no alcohólica (NAFLD).
Los resultados mostraron que el entrenamiento regulaba importantes enzimas de degradación de la glucosa y la fructosa en el hígado y, como consecuencia, se almacena menos grasa en el hígado y se reducen los lípidos específicos, mejorando también el control de la glucosa.
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