Las personas con diabetes tipo 2 que trabajan en horario nocturno deberán prestar un especial cuidado al control de su patología, ya que descansar durante el día y permanecer activos durante la noche podría influir en cómo el organismo gestiona los niveles de glucosa.
Esto es así porque el cuerpo, al seguir un ritmo circadiano naturalmente acompasado con la luz del día, produce menos cantidad de hormonas durante la noche, incluyendo a la insulina. Las personas que trabajan de noche, por tanto, pueden desarrollar una mayor resistencia a la insulina como respuesta a esta alteración de los niveles hormonales.
Frente a esto, los expertos recomiendan mantener el mayor control posible sobre la alimentación, las horas de sueño y el ejercicio diarios de los pacientes con este tipo de horarios. Lo mejor sería, además, no hacer turnos rotativos para que el organismo pueda acostumbrarse al nuevo ritmo. Por último, es importante mantener una buena monitorización de los niveles de glucosa en sangre, para responder rápidamente a cualquier cambio abrupto.
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