La diabetes, tanto tipo 1 como tipo 2, es una enfermedad crónica. Como tal, exige asumir una serie de cuidados que acompañarán al paciente durante toda su vida. A pesar de que el momento del diagnóstico es siempre difícil, llevar un autocuidado correcto de la patología es más sencillo de lo que parece, especialmente si se siguen las pautas y consejos adecuados.
En este sentido, el primer paso es siempre seguir las recomendaciones del equipo médico que lleve nuestra diabetes, ya que es muy importante que exista una comunicación fluida y clara con los profesionales sanitarios. El paciente debe seguir las pautas que establezca, manteniendo una adherencia constante al tratamiento. También es importante que el profesional sanitario sea capaz de escuchar las necesidades y preferencias del paciente.
A continuación, el siguiente paso es informarse, puesto que cuanto más aprenda un paciente sobre su propia patología y los cuidados que necesita, mayor será su sensación de control sobre la situación. Esto será crucial para mitigar el sentimiento de confusión, tan normal durante la primera etapa tras el diagnóstico.
Por último, aprender a mantener unos niveles estables de glucosa es crucial para que la vida de cualquier paciente con diabetes se desarrolle sin complicaciones de salud. Adoptar una alimentación adecuada, siempre en colaboración con el personal sanitario, así como una rutina de ejercicio regular, son pequeños hábitos capaces de mejorar sustancialmente la calidad de vida.
Puedes leer el artículo completo en este enlace.