Los altos niveles de glucosa que caracterizan la diabetes afectan al proceso de cicatrización de las heridas. Esto puede hacer que las lesiones en la piel se curen más lentamente o de forma incompleta, exponiendo la herida a un mayor riesgo de infecciones. Para evitar que esto se produzca, lo más importante es que un profesional sanitario cure la herida y paute las medidas a adoptar, como la limpieza regular o la administración de fármacos cuando sea necesario. No obstante, también es importante tener en cuenta los siguientes elementos:
- Control de los niveles de glucosa en sangre. Prevenir una mala cicatrización es el primer paso para evitar su infección y para ello será esencial mantener la glucemia en rangos óptimos durante el mayor tiempo posible.
- Alimentación saludable y equilibrada. Una dieta adecuada favorece el control de los niveles de glucosa en sangre y el funcionamiento de la respuesta inmunológica del organismo. En este sentido, se recomienda intensificar el consumo de alimentos ricos en vitaminas y zinc, oligoelemento esencial que favorece la cicatrización.
- Seguimiento de la herida. Se deben seguir las pautas exactas de los profesionales sanitarios para la cura de la herida, hasta su cicatrización completa, informando a los mismos sobre aquellos síntomas que puedan resultar preocupantes (dolor, cambio de color inusual, etc.).
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