Cómo actuar ante una hiperglucemia

Las subidas de azúcar o hiperglucemias son complicaciones que pueden sufrir las personas con diabetes. Son episodios que, aunque son más frecuentes en los pacientes de esta patología, se pueden dar de manera aislada se tenga o no diabetes, cuando los niveles de glucosa en sangre superiores a los 110 mg/dl.

Estas descompensaciones pueden deberse a numerosos factores, que suponen un riesgo para las personas con diabetes. Por lo general, el aumento de glucosa en sangre se debe a la falta de adherencia al tratamiento, la vida sedentaria, haber tratado incorrectamente una hipoglucemia, o sufrir estrés. Además, y en personas con diabetes tipo 2, las hiperglucemias pueden no dar ninguna señal, o desarrollarse a lo largo de varios días o semanas, pudiendo provocar complicaciones, de ahí que sea crucial detectarlo cuanto antes y actuar. Los principales síntomas de la hiperglucemia son los sudores fríos, el aumento de la sed (ya que el organismo pide agua para evitar la deshidratación), más ganas de orinar (para eliminar el exceso de azúcar mediante la orina), cansancio, piel seca, visión borrosa y dolor de cabeza.

Por otro lado, en las personas con diabetes tipo 1, las hiperglucemias suelen aparecer de forma más súbita, frecuentemente junto con aumento del apetito y con pérdida de peso, además de los síntomas ya mencionados para los pacientes con diabetes tipo 2.

A la larga, sufrir hiperglucemias puede provocar retinopatía diabética o cataratas, y daños en órganos como los riñones (nefropatía diabética), corazón y nervios (neuropatía diabética).

Las claves para evitar sufrir una hiperglucemia pasan por llevar una alimentación equilibrada, realizar ejercicio habitualmente y adherirse al tratamiento. En caso de que ya se haya producido la hiperglucemia, las personas que estén bajo un tratamiento de insulina, deben ajustar su dosis, de acuerdo a lo que indique su profesional sanitario, hasta conseguir estabilizar sus niveles de glucosa.

Además, se debe aumentar la ingesta de agua (para corregir la deshidratación) y tomar una dosis controlada de hidratos de carbono (ya que, en exceso, provocan elevaciones de glucosa). En cuanto a la actividad física, debe ajustarse la intensidad en función de si hay presencia de acetona en la orina, que sería un indicativo de que el ejercicio descompensaría y elevaría más los niveles de glucosa. Y por último, y tras la hiperglucemia, los análisis de azúcar en sangre deben convertirse en algo rutinario, para volver a evitar este tipo de descompensaciones que tanto riesgo acarrean.