
¿Qué es la Diabetes Tipo 1?
La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune crónica caracterizada porque el páncreas no genera insulina, la hormona que regula la glucemia; y de ahí que las personas que la padecen sean insulinodependientes.
Este cese de la producción de insulina se debe a una reacción del sistema inmunológico que actúa sobre las células encargadas de producir esta hormona. Como consecuencia, las personas con diabetes tipo 1 tienen unos niveles de glucosa en sangre muy altos. Para equilibrar esos niveles y evitar riesgos, estos pacientes necesitan inyecciones diarias de insulina.
Por lo general, se diagnostica en niños y adultos jóvenes, por lo que se la conoce como ‘diabetes infanto-juvenil’, aunque puede aparecer a cualquier edad. En total, la diabetes tipo 1 representa entre el 5% y el 10% del total de personas con diabetes en el mundo.
La fisiopatología de la diabetes tipo 1 se explica por una reacción del sistema inmunológico que, por alguna razón no descubierta aún, destruye las células que producen la insulina en el páncreas. Así, cuando estas personas ingieren hidratos de carbono, su organismo los convierte en glucosa, pero cuando esta llega a la sangre, no hay suficiente insulina que la haga pasar a las células, por lo que se va acumulando en el torrente sanguíneo.
La causa de la diabetes tipo 1 es desconocida, aunque puede deberse a una combinación de factores genéticos y ambientales. De momento, parece que esa reacción inmune del organismo es debida a una a una predisposición genética en combinación con factores ambientales.
El organismo tratará de deshacerse del exceso de glucosa mediante la orina, lo que provoca la necesidad de orinar más a menudo y en mayores cantidades. Por otro lado, como la glucosa no puede ayudar en la fabricación de energía, los pacientes se sentirán más cansados, y su organismo iniciará un proceso de descomposición de las grasas almacenadas para proporcionar esa energía. Por eso también se suele producir una reducción de peso antes del diagnóstico.
Diferencia entre Diabetes Tipo 1 y Tipo 2
La diabetes tipo 1 se diferencia de la diabetes tipo 2 en que en el segundo caso el páncreas no produce insulina suficiente o la insulina que produce no funciona de manera correcta para llevar la glucosa a las células y que estas se transformen en energía. Como consecuencia, aumentan los niveles de glucosa en sangre.
Mientras la diabetes tipo 1 sí provoca síntomas claros, en la diabetes tipo 2 los síntomas suelen pasar desapercibidos o se confunden con otros problemas o situaciones cotidianas, por lo que puede pasar un largo tiempo sin que la diabetes sea diagnosticada. Los pacientes con diabetes tipo 2 pueden controlar sus niveles de glucosa con un buen estilo de vida y alimentación, y en algunos casos deberán tomar algún medicamento oral o incluso insulina para alcanzar los niveles deseados de glucosa. La diabetes tipo 2 también puede conducir a complicaciones serias si no existe un adecuado control.
Los altos niveles de glucosa en sangre como consecuencia de la baja producción de insulina pueden afectar, a medio y largo plazo, a diferentes órganos. Entre ellos los riñones, los nervios, el corazón, las extremidades inferiores o la vista.
Insulina en la Diabetes Tipo 1
La insulina es una hormona natural que producen las células en el páncreas. Se ocupa de distribuir a las células la glucosa que se ingiere a través de los azúcares, almidones y otros alimentos, para generar energía. En la diabetes tipo 1, al no generar esta hormona, la glucosa ingerida pasa de forma directa al torrente sanguíneo.
Para evitar que la glucosa alcance unos niveles altos en la sangre y produzca complicaciones, todas las personas con diabetes deben administrarse insulina a diario y lo normal es que tengan que ponerse varias inyecciones al día para poder controlar sus niveles de glucosa.
Para la terapia de reemplazo de insulina están la insulina humana y los análogos de insulina y se pueden administrar con jeringa, pluma o bomba. No se puede tomar por vía oral ya que el organismo la destruiría.
En función de la velocidad con la que se absorben se pueden distinguir la insulina de acción rápida, corta, inmediata o de larga duración. El especialista indicará la mejor opción para que el paciente mantenga niveles normales de glucosa, adaptándose a su estilo de vida.
Insulina de acción rápida
se administra antes de las comidas y se utiliza para limitar el aumento de azúcar en la sangre como consecuencia de la ingesta que se va a realizar. Será necesario ajustar la dosis, pues un exceso de insulina podría provocar una bajada del nivel de azúcar (hipoglucemia). Suele aplicarse entre 4 y 6 veces al día.
Insulina de acción intermedia
se suele tomar en combinación con la insulina de acción corta. Se llama así porque empieza a actuar durante la primera hora después de la administración, y a continuación tendrá un período de actividad máxima que puede llegar a durar hasta siete horas.
Insulina de acción corta o regular
por lo general se administra antes de las comidas y no actúa tan rápido como las anteriores por lo que en determinadas personas puede ser más beneficiosa.
Insulina de larga duración o acción prolongada
este tipo de insulina se libera en el organismo de forma constante y puede durar en él hasta 24 horas desde su administración. Se suele tomar bien por la mañana o bien por la noche, antes de acostarse.
Bombas de insulina
Las bombas de insulina permiten la administración de esta hormona durante 24 horas a través de un catéter situado debajo de la piel.
El paciente con diabetes tipo 1 debe estar muy pendiente de las inyecciones de insulina que debe administrarse para evitar las bajadas de glucosa, también denominadas hipoglucemias, algo que sucede cuando los niveles caen por debajo de 70 mg/dL. En ocasiones, una dosis excesiva de insulina, puede conducir a una hipoglucemia. Otros factores que pueden conducir a una hipoglucemia son:
- Retrasar en las comidas o saltárselas.
- Realizar comidas bajas en carbohidratos o sobreestimar el contenido de los mismos en la alimentación.
- Hacer comidas con mucha grasa.
- Administrarse una cantidad excesiva de insulina.
- Consumir alcohol.
- Tener una dosis de insulina basal inadecuada.
- Practicar ejercicio físico de forma excesiva.
Cuando es leve, el propio paciente puede controlar la situación tomando comidas o bebidas ricas en carbohidratos. Si es grave, necesitará la asistencia de otra persona que le administrará una inyección de glucagón, o incluso puede precisar tratamiento hospitalario.
Mantener unos niveles bajos de glucosa es tan peligroso como mantenerlos demasiado altos, ya que puede generar complicaciones. Por lo tanto, el mejor tratamiento será el que contribuya a mantener un control de los niveles de glucosa para evitar las subidas y bajadas bruscas.
Síntomas de la diabetes tipo 1
Los síntomas de la diabetes tipo 1 suelen aparecer con bastante rapidez por lo que es difícil que pasen desapercibidos, sobre todo en el caso de los niños. El paciente puede sufrir una serie de síntomas entre los que destacan los siguientes:
Necesidad frecuente de orinar
la presencia de glucosa en la orina, como consecuencia de los altos niveles en sangre, produce una necesidad frecuente de orinar, sobre todo por la noche, lo que se conoce como poliuria. En el caso de los niños, puede conducir a que vuelvan a orinarse en la cama.
Náuseas o vómitos
los niveles de glucosa altos mantenidos durante un tiempo en la sangre pueden producir cetonas, al no pasar a las células y transformarse en energía. La presencia de cuerpos cetónicos puede provocar náuseas y vómitos y dar lugar también a la deshidratación, así como a modificaciones en el aliento, que puede ser dulce.
Sensación de hambre extrema
también conocida como polifagia. El mecanismo que envía señales al cerebro de saciedad se ve afectado, debido a que la glucosa no puede entrar en las células. Esto provoca que el centro de saciedad no reciba la información necesaria para detener la ingesta de alimentos.
Pérdida de peso
a pesar del aumento del apetito que experimentan algunas personas que aún no han sido diagnosticadas de diabetes tipo 1, pueden sufrir grandes pérdidas de peso como consecuencia de la expulsión de la glucosa a través de la orina.
Visión borrosa
no solo aumentan los niveles de glucosa en la sangre y en la orina, también el cristalino se ve afectado por ese incremento, lo que hace que intente absorber agua. Esta modificación del líquido intraocular puede provocar una hinchazón por lo que el ojo refractará la luz de forma diferente y la persona verá de forma borrosa. En el caso de que persistan los niveles altos de glucosa las complicaciones en la visión pueden ser mayores.
Infección por hongos
los altos niveles de glucosa en la orina suponen un caldo de cultivo para el crecimiento de bacterias y hongos causantes de infecciones como la candidiasis, lo que provocará prurito genital.
Sed extrema
los altos niveles de glucosa en sangre pasan también a la orina, con lo que, al aumentar las ganas de orinar, se incrementa la deshidratación y la necesidad del paciente de beber gran cantidad de agua, síntoma también llamado polidipsia.
Cansancio, debilidad o fatiga
como consecuencia de esa falta de energía originada por la falta de insulina, las personas con diabetes tipo 1 suelen sentirse más cansadas y fatigadas de lo habitual. En el caso de los niños provoca también irritabilidad.

Diagnóstico de la diabetes tipo 1
La mayoría de los diagnósticos de diabetes tipo 1 se realizan durante la infancia y en la edad adulta temprana. Lo más importante es realizar un diagnóstico precoz.
Por ello, en caso de que la persona sufra alguno de los síntomas señalados deberá acudir a la mayor brevedad posible a su médico de Atención Primaria. De esta forma el facultativo estudiará la historia clínica del paciente y podrá pautar las pruebas necesarias para establecer un diagnóstico. Esto permitirá que, en caso de tratarse de diabetes tipo 1, se pueda iniciar el tratamiento más adecuado posible para controlar los niveles de glucosa y mejorar la calidad de vida de la persona.
¿Cómo se realiza el diagnóstico de la diabetes tipo 1?
El diagnóstico de la diabetes tipo 1 se lleva a cabo mediante la medición de la concentración de glucosa a través de un análisis de sangre realizado en ayunas, lo que se conoce como glucemia basal. En este caso se diagnosticará diabetes cuando la glucosa plasmática en ayunas sea ≥ 126 mg/dl.
Diagnóstico por tolerancia a la glucosa o curva de azúcar
También se puede realizar una prueba de tolerancia a la glucosa o curva de azúcar por la cual se mide el nivel de glucosa en sangre dos horas después de que la persona ingiera, por vía oral, una cantidad de 75 g de este compuesto.
El diagnóstico se establecerá cuando los niveles sean ≥ 200 mg/dl. En ambos casos, si la prueba da positivo, es probable que el médico solicite una repetición para confirmar el diagnóstico.
Medición de la hemoglobina glicosilada (HbA1c)
La diabetes también se puede diagnosticar con la medición de la hemoglobina glicosilada (HbA1c). La HbA1c representa el promedio de glucosa en sangre de los últimos tres meses, aproximadamente. Además, se hará un análisis de cetonas en la orina.
Causas de la diabetes tipo 1
La causa principal de la diabetes tipo 1 es la nula producción de insulina por parte del organismo que provoca unos niveles altos de glucosa en sangre.
Esta nula producción es debida a una reacción del sistema inmune que, por alguna causa no descubierta aún, destruye las células que producen la insulina en el páncreas. De momento, las causas de esta nula producción de insulina no han sido determinadas, aunque se sabe que es debida a una combinación entre predisposición genética y factores ambientales.
¿Es hereditaria la diabetes tipo 1?
Por lo general, una persona con diabetes tipo 1 hereda una serie de factores de riesgo de sus padres. Algunos de esos factores, según indica la Asociación Americana de Diabetes, pueden ser la raza blanca, que son las que presentan más alta tasa de diabetes. También puede interferir el clima, ya que estos pacientes suelen vivir en lugares fríos en mayor medida. Otro factor desencadenante pueden ser los virus o la lactancia materna, pues se ha visto que la diabetes tipo 1 es menos frecuente en aquellos que fueron lactantes durante más tiempo.
Factores de riesgo de la diabetes tipo 1 heredados
- Raza blanca
- Clima
- Virus
- Lactancia materna
Hereditaria
En la actualidad se sabe que los genes son, en parte, los responsables de la diabetes tipo 1 pero se desconoce la importancia que tienen en ella, ya que parece que no sólo está causada por la genética. Hasta el momento, aunque no se considera que la diabetes tipo 1 sea hereditaria, si es cierto que algunas personas pueden tener mayor predisposición que otras a desarrollarla, sobre todo cuando existen circunstancias desencadenantes en el entorno.
¿Cuándo se diagnostica de la diabetes Tipo 1?
La diabetes tipo 1 se suele detectar en los primeros años de vida, por eso es considerada diabetes juvenil o infantil, aunque puede aparecer a cualquier edad y diagnosticarse en adultos también.
Diabetes tipo 1 infantil
En el caso de la diabetes tipo 1 infantil:
- En general si el padre tiene diabetes tipo 1, las posibilidades de que el niño desarrolle la misma enfermedad son 1 de 17.
- Por su parte, si la madre tiene diabetes tipo 1 y ha sido madre antes de los 25 años, el riesgo de que el hijo tenga diabetes tipo 1 es de 1 de 25.
- Si la madre tuvo en una edad mayor de los 25, el riesgo de que el hijo tenga diabetes tipo 1 es de 1 de 100.
- Por otro lado, si los padres fueron diagnosticados de diabetes tipo 1 antes de cumplir los 11 años, las probabilidades de diabetes tipo 1 en estos niños son aún mayores.
En cualquiera de los casos, existen pruebas específicas para medir la respuesta del organismo a la glucosa, los anticuerpos frente a la insulina y, las células del páncreas responsables de su producción, para determinar el riesgo de diabetes tipo 1 en niños con padres o hermanos que tengan esta enfermedad.

Mujeres con diabetes tipo 1 en el embarazo
Las mujeres con diabetes tipo 1 tienen que tener especial cuidado durante el embarazo y tener controlados los niveles de glucosa en sangre, ya que si se mantienen altos y aparecen cetonas, existe la posibilidad de que pasen a la placenta y produzcan efectos congénitos en el bebé. También aumentan las posibilidades de abortos espontáneos.
Por lo tanto, es fundamental que la mujer con diabetes tipo 1 planee su embarazo en la medida de lo posible, y que tenga especial cuidado en monitorizar y controlar sus niveles de glucosa para estar lo mejor preparada posible, sobre todo en las semanas iniciales, que es cuando se forman los órganos del bebé.
También será fundamental seguir una dieta sana, mantener un peso saludable y practicar ejercicio. Otro consejo que recomiendan los expertos es realizarse pruebas de medición de la glucosa y de la hemoglobina glicosilada antes de quedar embarazada.
Por otro lado, puede suceder que la madre esté sana y que durante el embarazo sufra diabetes, lo que se conoce como diabetes gestacional, debido a la aparición de niveles altos de glucosa en sangre.
Esto puede dar lugar, sino se controla, a que el bebé produzca más insulina para poder eliminar la glucosa en sangre. Los bebés con exceso de insulina tienen más riesgo de obesidad en la niñez y de tener diabetes tipo 2 de adultos.
Tratamiento de la diabetes Tipo 1
El tratamiento de la diabetes tipo 1 tiene como objetivo principal controlar los niveles de glucosa en sangre mediante la administración de insulina para evitar las hipoglucemias e hiperglucemias. El tratamiento variará de una persona a otra en función de sus necesidades y circunstancias.
Tratamiento convencional se basa en la inyección diaria de insulina
Existen diferentes tipos de tratamiento para la diabetes tipo 1. El tratamiento convencional se basa en la inyección diaria de insulina, hasta tres o cuatro veces al día, para controlar los niveles de glucosa en sangre y reducir complicaciones, combinando las de acción rápida con lenta.
La insulina se inyecta en el tejido subcutáneo, entre la piel y el músculo, para ser absorbida de forma lenta. Hay que escoger una zona que no tenga bultos, hematomas, heridas o fisuras y deberá estar limpia. Lo normal es realizarlas en brazos, muslos, abdomen o glúteos y conviene ir alternándolas para evitar lesiones locales.
Se pellizcará de forma suave la piel, para levantar un pliegue sobre el que se inyectará la jeringuilla o la pluma con la insulina entera y en ángulo recto. Después de introducirla se soltará el pliegue y se esperarán 10 segundos antes de retirar la aguja de la piel.
Múltiples inyecciones de insulina (MDI)
Otra posibilidad son las múltiples inyecciones de insulina (MDI), que consiste en inyectar tres o más veces al día insulina rápida y una o dos veces al día insulina de acción lenta.
Bomba de insulina: insulina al organismo las 24 horas del día
Finalmente, existe la opción de emplear una bomba de insulina, que realice la infusión subcutánea continua que proporciona insulina al organismo las 24 horas del día, a través de un catéter bajo la piel. Las bombas de insulina pueden dar mayor flexibilidad y comodidad al paciente pero debe cumplir una serie de requisitos para su uso.
Células beta en la diabetes tipo 1
La diabetes tipo 1 no tiene cura aunque los científicos están investigando en ello. Así los últimos avances pasan por interrumpir, con inmunoterapia, la reacción del sistema inmunológico que provoca la destrucción de células beta en el páncreas, encargadas de la producción de insulina. Otra alternativa es el trasplante de células beta creadas a partir de células madre.

Prevención de la diabetes Tipo 1
Aunque no es posible prevenir la diabetes tipo 1 al ser una enfermedad autoinmune, de la cual se desconoce su origen, si es posible controlarla y actuar para evitar las complicaciones que puedan derivarse de ella.
Así, la prevención en este caso consiste en mantener un control de la glucosa en sangre, evitando en la medida de lo posible las situaciones de hiperglucemia e hipoglucemia. En la actualidad, este control se realiza mediante el uso de tiras reactivas que se introducen en un medidor de glucemia capilar, llamado glucómetro; o con sistemas de monitorización continua, como el sistema flash y el sistema de monitorización continua.
También será fundamental mantener un control de la diabetes tipo 1 de forma trimestral mediante la prueba de medición de la hemoglobina glicosilada (HbA1c).
Estas mediciones de la glucosa deben llevarse a cabo siempre para asegurar un adecuado control de la diabetes tipo 1. Será preciso que, los familiares, en caso de la población infantil, o los propios pacientes anoten los datos que aportan estas mediciones para favorecer un correcto control.
Sistemas de monitorización continua en el control de la diabetes tipo 1
Los sistemas de monitorización continua facilitan el control de la diabetes tipo 1, sobre todo en niños, adolescentes y personas que tengan una diabetes de difícil control, pues, al hacerse en tiempo real, se pueden evitar o detectar los síntomas de hipoglucemia o hiperglucemia.
Los niveles de glucosa adecuados en sangre serán diferentes para cada persona y dependen de factores como el tiempo que lleva con la enfermedad diagnosticada, la edad, los trastornos o enfermedades que puedan sufrir derivados de ella, riesgos o enfermedades cardiovasculares, y otras consideraciones individuales de cada paciente.
El objetivo es alcanzar un valor de hemoglobina glicosilada (HbA1c) adecuado, evitar la hipoglucemia y mejorar su calidad de vida. No obstante, lo deseable es conseguir los siguientes objetivos:
- en ayunas y antes de las comidas lo recomendable es entre 70 y 130 mg/dl;
- el objetivo post-prandial, tras las comidas, es de 90 a 180 mg/dl;
- y antes de irse a dormir entre 80 y 140 mg/dl.
Por su parte, el objetivo para la hemoglobina glicosilada (HbA1c), que surge de la unión de la hemoglobina con la glucosa, variará en función de la edad, los años que llevan con la enfermedad, los riesgos de complicaciones e hipoglucemias y las comorbilidades, la esperanza de vida o las preferencias de los pacientes.

Alimentación en la diabetes Tipo 1
La alimentación es un aspecto fundamental en las personas con diabetes tipo 1 ya que es importante que sigan una dieta sana que contribuya a mantener los niveles de glucosa más adecuados. Además, es importante incorporar los nutrientes esenciales y seguir un estilo de vida saludable que contribuya a reducir o mantener el peso, en función de las necesidades de cada persona.
¿Qué pueden comer las personas con diabetes Tipo 1?
Las personas con diabetes tipo 1 preguntan al principio del diagnóstico qué se puede comer y para muchas supone un dilema e incertidumbre. Sin embargo, han de saber que pueden tomar todo tipo de alimentos de forma equilibrada y sana, y en las medidas adecuadas para controlar su patología.
Ingesta de hidratos de carbono en la diabetes Tipo 1
Es importante que los pacientes con diabetes tipo 1 conozcan todos los nutrientes y la función que ejercen en el organismo y que presten especial cuidado con la ingesta de hidratos de carbono, pues son los componentes nutricionales que se transforman en glucosa al entrar en el organismo.
Acción de las grasas en la diabetes Tipo 1
Así, una manera de controlar la glucemia y mantenerla en niveles adecuados será controlando la ingesta de carbohidratos. También es necesario prestar atención a las grasas, puesto que, aunque su función no es actuar sobre la glucosa, existen estudios que indican que las grasas saturadas pueden favorecer una hiperglucemia postprandial.
Un paciente con diabetes tipo 1 no tiene ningún alimento prohibido pero si hay unos más indicados que otros. En general, las recomendaciones dietéticas son las mismas que para una persona sana. Igual que todos, deben procurar evitar aquellos alimentos y bebidas con un alto contenido en azúcar y optar mejor por agua, té o café, todo sin azúcar. No es necesario escoger alimentos etiquetados como ‘diabéticos’ o ‘adecuados para diabéticos’.

Ejercicio en la diabetes Tipo 1
Los pacientes con diabetes tipo 1 deberán ajustar las dosis de insulina en base a la alimentación y el tipo de ejercicio físico que practiquen, así como la actividad diaria que realicen (profesión, tareas domésticas, etc.). Por ello, es importante conocer cómo responden los niveles de glucosa ante el ejercicio en cada uno de los pacientes.
Esta respuesta de la glucosa puede variar en función de los niveles que tenga el paciente antes de realizar el ejercicio, la intensidad del mismo, el tiempo destinado y los cambios en la dosis de insulina.
Es importante tener en cuenta la respuesta que dan los niveles de glucosa a la hora de hacer deporte ya que, en ocasiones, las personas suelen sufrir bajadas durante el mismo ejercicio o después, lo que puede derivar en una hipoglucemia.
Bajada de glucosa durante el ejercicio en diabetes la Tipo 1
El paciente irá viendo lo que necesita para que los niveles de glucosa no se alteren durante la práctica de actividad física. Puede ser que sea preciso reducir las dosis de insulina, aumentar la ingesta de carbohidratos antes o llevar consigo un alimento o bebida con carbohidratos mientras se realiza. Si se producen bajadas frecuentes de glucosa durante el ejercicio, lo mejor será consultar con el médico lo más conveniente en cada caso.
Aumento de los niveles de glucosa durante el ejercicio en la diabetes Tipo 1
Durante el ejercicio también puede suceder que los niveles de glucosa aumenten, sobre todo si es de una intensidad alta. Esto se debe a que durante el deporte se liberan hormonas del estrés que hacen incrementar la glucosa. Por eso será preciso realizar una medición antes de la práctica y, si se tienen niveles altos, evitar actividades muy intensas.
Beneficios del ejercicio en personas con diabetes Tipo 1
En cualquier caso, el ejercicio físico tiene importantes beneficios para los pacientes con diabetes tipo 1, pues aumenta la capacidad pulmonar, estimula la circulación, contribuye a mantener un peso saludable y a la reducción de los niveles de colesterol, disminuye el estrés y favorece la prevención de conductas peligrosas para la salud.
Consecuencias de la Diabetes Tipo 1
La diabetes tipo 1 puede tener graves consecuencias si no se mantienen los niveles de glucosa adecuados. Por un lado, un mal control de los niveles de glucosa puede conducir a la hipoglucemia y la hiperglucemia.
Consecuencias de la diabetes Tipo 1: hipoglucemia
En el primero de los casos -la hipoglucemia– los niveles de glucosa son muy bajos, por debajo de los 70 mg/dl y el paciente sentirá síntomas como debilidad, temblores, palidez, ansiedad y nerviosismo, mareo o vértigo, hambre extrema, sudoración, palpitaciones y convulsiones y hasta pérdida de conocimiento entre otros.
Estas bajadas pueden deberse a haber administrado dosis incorrectas de insulina, a una baja ingesta de hidratos de carbono, retrasar el horario de las comidas o saltárselas, haber practicado ejercicio físico de forma excesiva o como consecuencia de una diarrea o vómitos. En caso de detectar los primeros síntomas, lo primero que tendrá que hacer el paciente es comprobar cuáles son sus niveles de glucosa con su medidor habitual y, tras comprobar que se encuentra por debajo del objetivo establecido por su especialista, consumir glucosa o carbohidratos de acción rápida en forma de tabletas, geles, zumos, sobres de azúcar o miel.
El chocolate no entra dentro de estas posibilidades ya que la grasa que contiene retarda la digestión e impide que la glucosa entre de forma rápida al torrente sanguíneo. Tras unos 15 minutos, habrá que repetir la prueba para comprobar si los niveles de glucosa han vuelto a la normalidad. En caso de que no sea así, se deberá tomar una ración pequeña de hidratos de carbono de acción lenta, como, por ejemplo, pan, galletas, leche o yogurt.
Síntomas graves de la hipoglucemia en la diabetes Tipo 1: glucagón
En caso de síntomas graves como la pérdida de conocimiento, otra persona deberá administrar al paciente un inyectable de glucagón, una hormona que estimula el hígado para que este expulse la glucosa que reserva al torrente sanguíneo.
Consecuencias de la diabetes Tipo 1: hiperglucemia
La hiperglucemia se produce por una acumulación de glucosa en el torrente sanguíneo, por encima de los 250 mg/dl, aunque depende de cada persona, algo que puede suceder tras una comida con una cantidad alta de hidratos de carbono. También puede deberse a una administración deficiente de insulina, saltarse alguna inyección, realizar menos ejercicio físico de lo habitual o por alguna infección como la gripe, por ejemplo.
Puede no causar síntomas, pero si los niveles de glucosa llegan a ser muy altos, se pueden producir cetonas, que provocan náuseas y vómitos, cansancio, orinar más de lo habitual, sed y hambre extremas, pérdida de peso, dolor abdominal o visión borrosa. En caso de somnolencia, respiración profunda y latido rápido, el paciente deberá acudir de forma inmediata a urgencias, pues se podría sufrir una cetoacidosis, que puede derivar en el coma diabético. La forma más inmediata de tratar estas subidas de glucosa será la administración de insulina.
Por otro lado, pueden surgir una serie de complicaciones que pueden afectar a distintos órganos del cuerpo y pueden comprometer de tal manera la salud que incluso pueden provocar una muerte prematura. Por ello, los pacientes con diabetes tipo 1 deben mantener un control exhaustivo de su enfermedad y prevenir las subidas y bajadas de glucosa.
Consecuencias de la diabetes Tipo 1: cardiovasculares
El aumento de los niveles de glucosa de forma constante en la sangre puede provocar un taponamiento de los vasos sanguíneos y dificultar el paso de la sangre a otros órganos como los riñones, los ojos o el corazón. Estas complicaciones pueden aparecer cuando la persona lleva años con la enfermedad y, sobre todo, si no existe un buen control de la misma.
Así, con el tiempo, puede dañar el corazón y causar un infarto y puede provocar también un infarto cerebral. Las complicaciones cardiovasculares son las más habituales y la principal causa de muerte en las personas con diabetes tipo 1.
Además, como consecuencia de la disminución del flujo sanguíneo y la mala irrigación de la sangre a las extremidades inferiores, si se producen úlceras o infecciones en los pies pueden no ser detectadas a tiempo por la falta de sensibilidad, pudiendo derivar en el llamado pié diabético, con el consiguiente riesgo de amputación.
Retinopatía y nefropatía diabética en la diabetes Tipo 1
Los niveles altos de glucosa pueden afectar a los ojos y causar retinopatía diabética, como resultado de una afectación prolongada y acumulada en los vasos de la retina, lo que puede conducir a ceguera. Los daños en los riñones, la nefropatía diabética, pueden desembocar en insuficiencia renal y reducir la función de los riñones