Pie diabético

Pie diabético

El pie diabético es una de las complicaciones derivadas de la diabetes, debida al daño que sufren los vasos sanguíneos como consecuencia del aumento de los niveles de glucosa en la sangre. Este daño provoca un fallo en la circulación de la sangre (isquemia periférica) y afectación en los nervios, llamada neuropatía, por la cual el paciente pierde sensibilidad en los pies, con el consiguiente riesgo de que se produzca una úlcera en el pie.

Debido a la pérdida de sensibilidad en los pies, la persona con diabetes tendrá mayor dificultad para sentir lesiones leves en los pies, como rozaduras, callos o ampollas. Estas lesiones resultan más habituales en las personas con diabetes ya que se producen cambios en la piel de los pies, que tiende a resecarse mucho, por lo que es habitual que se agriete. Este tipo de afecciones se pueden complicar cuando el paciente no las siente, y conducir a que el pie se vea infectado, lo que da lugar a úlceras y aumenta las posibilidades de amputación.

Síntomas del pie diabético

Las personas que sufren diabetes tienen mayor riesgo de sufrir problemas en los pies, por lo que es importante que presten atención a los distintos síntomas y signos que puedan presentarse para evitar complicaciones. Entre los síntomas iniciales que pueden alertar de tener pie diabético, y sobre los que habrá que consultar con el médico, se encuentran:

  • Sensación de hormigueo y entumecimiento: el paciente nota como si le clavaran alfileres o agujas.
  • Dolor o ardor.
  • Piel brillante y lisa en los pies.
  • Pérdida de bello en la zona de piernas y pies.
  • Pies hinchados.
  • Falta de sudoración en los pies.
  • Heridas o llagas que no curan.
  • Calambres en los gemelos al andar o descansar,

Por otro lado, si la situación se agrava y el paciente nota alguno de los siguientes signos deberá acudir de inmediato a urgencias:

  • Cambios en el color: es posible que el pie está morado o necrosado, es decir, que haya entrado en estado de necrosis al no llegar la suficiente sangre al pie. Esto resulta irreversible por lo que incrementa el riesgo de amputación.
  • Forma: el pie se puede hinchar o deformar.
  • Temperatura de los pies: pueden estar muy fríos o muy calientes.
  • Ampollas o heridas que se ven pero no se sienten.
  • Mal olor de una herida abierta.

Es importante prestar atención a estos signos y buscar ayuda sanitaria lo antes posible, ya que un problema grave en los pies puede derivar en una amputación del miembro.

Diagnóstico del pie diabético

Un paciente con diabetes tiene más riesgos de sufrir complicaciones en los pies debido a que los altos niveles de glucosa en sangre pueden afectar a la circulación sanguínea de las extremidades inferiores. Por ello, conviene que revisen sus pies a diario para poder detectar los síntomas iniciales, posibles úlceras o lesiones, y así ponerlo en conocimiento del médico para que pueda realizar un diagnóstico e iniciar un tratamiento si fuera necesario.

Las personas con diabetes suelen tener una revisión periódica de sus pies con el objetivo de detectar posibles signos de pie diabético. Durante las revisiones, el profesional médico examinará los pies para ver si existe entumecimiento o falta de sensibilidad. Además, también revisarán el calzado del paciente para asegurar que no está ocasionando ningún problema. Estas revisiones podológicas tienen como objetivo determinar el riesgo de pie diabético del paciente. Los factores que permiten identificar un pie diabético en riesgo son la úlcera previa, la neuropatía periférica, deformidad, callos y la asociación entre nefropatía y retinopatía.

Las personas con riesgo de pie diabético pueden sufrir otros procesos asociados que incrementan los problemas del pie diabético, como las infecciones por hongos, eccemas o psoriasis.

Causas del pie diabético

Las causas del pie diabético son la afectación de los nervios, como consecuencia de los altos niveles de glucosa, y la mala circulación o falta de riego de la sangre hacia los pies. Por un lado, la hiperglucemia produce una pérdida de tejido muscular del pie, lo que favorece que este se pueda deformar y se reseque, y predispone a sufrir ciertas lesiones como grietas o rozaduras.

Por otro lado, los aumentos de glucosa provocan que los vasos sanguíneos de los pies se estrechen y, por tanto, el aporte de oxígeno y nutrientes hacia las extremidades inferiores no sea suficiente. Este es el motivo por el que tardan más en curarse las heridas, rozaduras o callos, con el consiguiente riesgo de úlceras y lesiones más graves.

Entre los factores de riesgo que pueden favorecer que un paciente con diabetes tenga pie diabético se encuentran los antecedentes de úlcera, una neuropatía periférica, tener una enfermedad vascular isquémica, retinopatía o nefropatía diabética, deformidades óseas, antecedentes de consumo excesivo de alcohol, aislamiento social o ser mayor de 70 años.

Tratamiento del pie diabético

El tratamiento del pie diabético pasa por revisar a diario los pies para detectar cualquier lesión o infección y tratarla y curarla de forma adecuada para evitar complicaciones y que exista riesgo de amputación. En caso de úlcera, se deberá intentar reducir la presión, cubrir la herida con apósitos, tener el pie en reposo y apoyarlo lo menos posible. Se puede estudiar la posibilidad de utilizar férulas y dispositivos de apoyo para aliviar la presión, en función de cada caso. Además, el tratamiento debe incluir la modificación del estilo de vida. Esto es, controlar la ingesta de hidratos de carbono, evitar el sedentarismo y practicar alguna actividad, no fumar, no consumir alcohol o prestar más atención al cuidado de los pies y el calzado empleado, entre otros.

Si el paciente tuviera infección en el pie diabético el tratamiento indicado para eliminarla son los antibióticos, que pueden ser intravenosos, orales o tópicos.

Además, existe la posibilidad de tomar medicamentos para mejorar la circulación sanguínea y que la sangre llegue de forma correcta a las extremidades inferiores.

Clasificación del pie diabético

El riesgo del pie diabético viene determinado por la isquemia, la infección y la gravedad de la úlcera. Con el objetivo de unificar criterios, en 1970 el doctor Wagner estableció una clasificación del pie diabético que es la más utilizada para evaluar el diagnóstico y tratamiento de las lesiones.

La clasificación de Wagner es la siguiente:

  • Grado 0: corresponde al paciente con ausencia de úlceras en un pie con alto riesgo.
  • Grado 1: se refiere a una úlcera superficial que afecta a todo el espesor de la piel, pero no a tejidos subyacentes.
  • Grado 2: cuando el pie tiene úlceras profundas, llegando a penetrar en los ligamentos y en los músculos, pero sin comprometer el hueso o la formación de abscesos.
  • Grado 3: úlcera profunda con formación de abscesos y afectación ósea.
  • Grado 4: gangrena localizada.
  • Grado 5: gangrena extensa o difusa que compromete todo el pie.

Prevención del pie diabético

El tratamiento y control de la diabetes es uno de los aspectos fundamentales a tener en cuenta para prevenir el pie diabético. Por ello, el paciente deberá controlar los niveles de azúcar en sangre y revisarse los pies a diario para detectar posibles lesiones que puedan correr el riesgo de complicarse. Así, se recomiendan los siguientes consejos de prevención:

  • No fumar: el consumo de tabaco puede ocasionar problemas a las personas con diabetes ya que dificulta la circulación sanguínea y, por tanto, que la sangre fluya hacia las extremidades inferiores.
  • Controlar los niveles de azúcar, colesterol y presión arterial: mantener unos niveles de glucosa estables ayuda a reducir los riesgos de complicaciones como la neuropatía, una de las principales causas del pie diabético. Por otro lado, el control del colesterol y de la presión arterial también resulta imprescindible para favorecer un correcto funcionamiento de la circulación sanguínea.
  • Revisar los pies todos los días: es importante revisar a diario los pies ya que se pueden desarrollar complicaciones de forma rápida. Lo aconsejable es hacerlo antes de calzarse y por la noche, antes de acostarse. El paciente debe conocer algunos signos que pueden alertar de riesgo de pie diabético, como no poder levantar con facilidad los pies para ver las plantas o la pérdida de sensibilidad. En este sentido, puede resultar útil el empleo de un espejo para que la persona pueda verse con facilidad las plantas de sus pies.

También es necesario seguir una serie de cuidados a la hora de cortar las uñas, tratando de evitar que estén largas o cualquier contacto de la tijera o el cortaúñas con la piel. Asimismo, se deben mantener limpios, tanto las uñas como los pies, con jabones neutros y agua templada, para evitar el riesgo de infección. Por último, es necesario secar bien y no mantener mojados los pies durante mucho tiempo para evitar la maceración de la piel.

  • Seguir una alimentación sana y estar activo: la persona con diabetes deberá seguir una alimentación sana y equilibrada. Además, es necesario que se mantenga activa para evitar complicaciones como las del pie diabético, ya que el deporte favorece la circulación de la sangre.
  • Utilizar calzado adecuado: el paciente con diabetes deberá prestar atención al calzado, evitando que quede demasiado holgado o demasiado ajustado, por lo que se recomienda evitar las chanclas o sandalias. Además, hay que estar pendiente de las posibles rozaduras o ampollas que puedan causar, tanto los zapatos como los calcetines. Algunas recomendaciones es que sean zapatos amplios, con un área delantera profunda y redondeada, planos o de tacón bajo y, a ser posible, sujetos con cordón o hebilla para evitar que los pies se deslicen. También conviene ventilar bien el calzado y revisarlo con frecuencia para asegurar que las suelas y el interior están en buen estado. Puede resultar útil consultar este asunto con un podólogo. En cuanto a los calcetines es preferible que sean de tejidos naturales, como la lana o el algodón.
  • Hidratar los pies: uno de los signos del pie diabético es la sequedad de la piel, por lo que puede resultar útil el uso cremas que hidraten la dermis del pie, con cuidado de que no queden restos entre los dedos ya que esto podría ocasionar problemas.
  • No emplear cuchillas para los callos: el paciente diabético deberá procurar emplear elementos seguros para el cuidado de los pies y evitar en la medida de lo posible curarse heridas o callos él mismo. Debe acudir a un profesional especializado, como el podólogo.
  • Consultar con un profesional especializado: es aconsejable ponerse en manos de un profesional especializado para que revise de forma periódica los pies. Además, si nota algún signo de alarma deberá consultar lo antes posible con un profesional para poder determinar el riesgo que existe y tratarlo si es preciso. Es recomendable tener bien identificada la persona a la que recurrir en caso de necesidad.