
Complicaciones agudas y crónicas de la diabetes mellitus
La diabetes mellitus puede presentar graves complicaciones si no se mantiene un adecuado control de los niveles de glucosa en sangre, tanto a corto como a largo plazo. Esto es lo que se conoce como complicaciones agudas, por un lado, y complicaciones crónicas, por otro.
Complicaciones agudas:
Si la glucemia desciende demasiado, se produce una crisis aguda llamada hipoglucemia, también conocida como una bajada de azúcar. Esta se puede tratar mediante la ingesta de hidratos de carbono de absorción rápida, si los síntomas son leves, o una inyección de glucagón, si son más severos, lo que puede llegar a desembocar en la pérdida de consciencia de la persona con diabetes. Las hipoglucemias son la complicación más frecuente entre las personas con diabetes que precisan inyecciones de insulina o la administración de otros medicamentos hipoglucemiantes.
La subida de los niveles de glucosa en sangre, por su parte, es la principal causa del resto de complicaciones de la diabetes. La hiperglucemia puede producir crisis agudas, que pueden tratarse mediante la inyección de una dosis de insulina, pero también pueden ser de mayor gravedad y requerir tratamiento médico urgente, especialmente si se acompaña de una elevación de la concentración de cuerpos cetónicos en la sangre, lo que produce una cetoacidosis, o si se desencadena un síndrome hiperglucémico hiperosmolar no cetósico, también conocido como coma hiperosmolar.
Las cetoacidosis son más frecuentes entre las personas con diabetes tipo 1
al inicio de la enfermedad, hasta que se pauta el tratamiento con las dosis adecuadas de insulina. Al no haber suficiente insulina en la sangre, el cuerpo de la persona con diabetes no puede utilizar toda la glucosa presente en el torrente sanguíneo, por lo que aparte de producirse la acumulación de azúcar en la sangre, el organismo tiene que recurrir a la digestión de las reservas de grasas y proteínas para obtener energía. El mantenimiento de esta situación durante varios días se manifiesta en la subida de la concentración de cuerpos cetónicos más allá del umbral saludable y provoca síntomas como náuseas y vómitos. El déficit prolongado de glucosa en el cerebro puede llegar a provocar un coma diabético.
El coma hiperosmolar, por otro lado, es la complicación aguda menos frecuente y se produce en aquellas personas, por lo general de mayor edad con diabetes tipo 2, que sufren una hipeglucemia extrema (más de 600 mg/dl). La consecuencia de esta mayor concentración de moléculas en la sangre es la deshidratación, que puede ser severa y hacer que la persona entre en coma.
Complicaciones crónicas:
Una hiperglucemia crónica, debida a un incorrecto tratamiento de la diabetes, puede generar complicaciones a largo plazo en diversos órganos del cuerpo. El aumento continuado o un mantenimiento elevado de los niveles de glucosa en la sangre generan dificultades circulatorias y en el intercambio de sustancias a nivel capilar entre la sangre y los órganos. Con el paso del tiempo, el funcionamiento de dichos órganos puede verse afectado y desembocar en otras complicaciones de salud, causadas por la diabetes, como retinopatías, neuropatías o nefropatías. Los altos niveles de glucosa en sangre como consecuencia de la baja producción de insulina pueden afectar, a medio y largo plazo, a diferentes órganos. Entre ellos los riñones, los nervios, el corazón, las extremidades inferiores o la vista.
Así por ejemplo, problemas circulatorios directos consecuencia de la diabetes en los capilares que irrigan el corazón pueden provocar infartos de miocardio. También pueden producirse infartos cerebrales o ictus si la mala circulación capilar afecta al sistema nervioso central
Los problemas de la circulación periférica pueden generar síntomas de piernas cansadas, hinchadas o entumecidas, pero también ir más allá y dañar a los nervios de las extremidades inferiores, lo que se conoce como neuropatía diabética periférica, con la consecuente pérdida de sensibilidad en las mismas. Esta patología, también conocida como pié diabético, predispone para que se produzcan llagas o ulceraciones que pueden pasar desapercibidas, llegando a ser necesaria, en los casos más extremos, la amputación de la extremidad.
En los ojos los problemas en la circulación sanguínea por los capilares que nutren a la retina pueden llegar a afectar a la vista, pudiéndose producir diversos tipos de retinopatías diabéticas así como otros trastornos oftalmológicos, como glaucomas, edemas maculares o desprendimientos de retina.
Los riñones son los encargados de eliminar el excedente de glucosa a través de la orina. Los problemas circulatorios en estos órganos pueden producir una nefropatía diabética o incluso una insuficiencia renal.
La diabetes también puede afectar a los nervios del sistema nervioso autónomo, con consecuencias que van desde problemas para regular la temperatura corporal hasta disfunción eréctil, pasando por alteraciones en los procesos digestivos.
La hiperglucemia también aumenta el riesgo de inflamación de las encías (gingivitis y periodontitis), que pueden tener consecuencias para la salud bucodental de la persona con diabetes.
La presencia de glucosa en la orina favorece la proliferación de hongos y bacterias en el tracto genitourinario, por lo que pueden producirse con mayor frecuencia infecciones de vejiga (cistitis) y de riñones (pielonefritis), con el consiguiente riesgo de sepsis.
Complicaciones de la diabetes gestacional
La diabetes gestacional puede derivar en complicaciones tanto para la madre como para el feto. Si no se controlan adecuadamente los niveles de glucosa en sangre durante el embarazo, la madre tendrá mayor probabilidad de sufrir preeclampsia, un adelanto del parto o complicaciones obstétricas durante el mismo, con un mayor riesgo de mortalidad. Por su parte, la principal consecuencia para el bebé será que crezca más de lo normal, lo que se conoce como macrosomía, ya que el feto utilizará la glucosa para crecer y desarrollarse y el excedente se acumulará en forma de depósitos de grasa.
Los bebés con macrosomía tienen un parto más difícil y mayor riesgo de sufrir daños durante el mismo. Aumentan también las probabilidades de que sea necesario realizar una cesárea así como la mortalidad perinatal. El bebé recién nacido también puede presentar complicaciones neonatales, como hipoglucemia, problemas respiratorios o ictericia, por lo que puede ser necesario suministrarle glucosa y otros cuidados médicos al nacer.
A largo plazo, tanto la madre como los bebés que padecieron diabetes gestacional directa o indirectamente tienen mayores probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2 en etapas posteriores de su vida.