Pacientes independientes y profesionales valorados

Según los datos disponibles antes de la pandemia, en España hay cerca de 6.000.000 de personas con diabetes, y cada hora se diagnostican 44 nuevos casos de diabetes tipo 2, una cifra que va en aumento a pesar de que hasta en el 80% de las ocasiones pueden prevenirse con unos hábitos de vida saludables. Asimismo, la presión asistencial provocada por la COVID-19 ha redundado en un peor control de los pacientes diagnosticados y en su estilo de vida, con el consiguiente aumento del riesgo cardiovascular asociado a la enfermedad.

Estas, entre otras, fueron algunas de las realidades que expuse durante el Congreso Virtual de SEMERGEN, al que se me invitó a acudir esta misma semana para exponer cuál es la situación de las personas con diabetes, así como el papel que, desde la perspectiva de los pacientes, juega Atención Primaria en su atención.

Pudimos de hablar de muchos aspectos, todos ellos clave, pero durante todo el debate se termina yendo a la misma cuestión: la necesidad de mejorar la educación diabetológica que reciben los pacientes. Es decir, aumentar la formación en alimentación, actividad física, pautas farmacológicas y novedades tecnológicas en diabetes; pues solo así es como se pueden prevenir y evitar complicaciones de la patología.

Precisamente esto último se encuentra directamente vinculado a una de las grandes reclamaciones de la Federación Española de Diabetes (FEDE): el reconocimiento de la formación con la que cuentan los profesionales que nos atienden. Sólo así conseguiremos unos pacientes independientes; unos profesionales valorados; y un Sistema Nacional de Salud sostenible.

En este sentido, todos los agentes debemos asumir nuestras responsabilidades para lograr este objetivo de calidad de vida: adherencia tratamiento por parte del paciente; implicación formativa por lo que respecta a Atención Primaria; e inversión y apuesta por la innovación, por lo que se refiere a la Administración Pública.