España entera está sufriendo los estragos de una crisis sanitaria. El coronavirus revolucionó en cuestión de horas nuestra forma de vida: desde la manera de relacionarnos y la forma de hacer la compra o desarrollar nuestro trabajo; hasta la de llevar a cabo gestos tan habituales como saludarnos o comunicarnos.
Si bien es cierto que todavía nos cuesta ver el final del túnel, tarde o temprano esta etapa pasará, y cuando lo haga, será el momento de analizar en detalle qué es lo que ha fallado, por qué lo ha hecho y lo quizás más importante: qué hacer para evitar (en lo posible) que crisis de este tipo vuelvan a generarse.
De entrada, se deberá pensar en medidas a largo plazo y abandonar las políticas cortoplacistas. En este sentido, y en lo que se refiere a las que contribuirán a mejorar la vida de la ciudadanía en general y de las personas con diabetes en particular, se deberá dar prioridad a aquellas que reoriente nuestro Sistema Nacional de Salud hacia la cronicidad; contar con la participación real de las asociaciones de pacientes; y dotarlo de más flexibilidad y de una coordinación efectiva y eficiente, evitando asistir a otra “guerra de competencias”. Y es que, en época de crisis, la “competencia” debería dejarse a un lado para dar paso a la colaboración.
Asimismo, ha quedado más que claro que se deberá apoyar sin excusa alguna la investigación en nuevos medicamentos y vacunas, así como a las empresas, entidades y profesionales que se dedican a ello. Si bien es cierto que los frutos tardan años e incluso décadas en llegar, cuando lo hacen los beneficios son mayores que el esfuerzo económico realizado para su mantenimiento.
Y por último, pero no por ello menos importante: valorar el trabajo que siguen llevando a cabo, desde sus casas, las cientos de asociaciones de pacientes en general y las de diabetes en particular, que están sabiendo dar respuesta de manera rápida y eficiente a las dudas de les llegan sobre el COVID-19.
Por ello, una vez pase esta crítica fase que estamos atravesando, las medidas a nivel sanitario deberán pivotar en tres pilares: previsión y prevención; colaboración y cooperación; e investigación e innovación. Esta triada nos hará más fuertes y, esperemos, más ágiles a la hora de dar respuesta a lo que de verdad importa: la salud de los ciudadanos.