La prevalencia de la población con Diabetes Mellitus tipo 2 (DM2) está en aumento en los últimos años. Con el tiempo, si está mal controlada puede causar daño a los vasos sanguíneos en los riñones que filtran los desechos de la sangre.
La enfermedad renal y la DM2 representan un importante problema de salud pública y requieren un abordaje interdisciplinario, ya que puede aparecer la nefropatía diabética.
Para su detección es fundamental un análisis de sangre y orina, siendo posible retrasar el progreso del daño renal o impedir que empeore. El tratamiento es multifactorial y requiere del uso de diferentes opciones terapéuticas, que varían según la etapa evolutiva de la enfermedad. Para evitar esta complicación propia de la diabetes, es fundamental;
- Control metabólico para prevenir la aparición de la nefropatía diabética y enlentecer su progresión.
- Una adecuada selección de fármacos orales, según las características del paciente y según su función renal.
- El control de la presión arterial está relacionado con el desarrollo y la evolución de la patología renal, por lo que habría que limitar el consumo de sal y sodio.
- Una dieta baja en proteínas que disminuya la filtración del riñón. El inconveniente es la mala aceptación que suelen tener los pacientes, lo que conlleva a no realizar la dieta a largo plazo.
En general, son efectivos los resultados con dicho tratamiento, que, junto con un buen cuidado de los riñones, permitirá que éstos funcionen mejor durante la vida de los pacientes y no empeore su salud a causa de la diabetes.