Las asociaciones han sido desde siempre parte fundamental de la sociedad. Llegaron para ofrecer servicios y beneficios a los grupos de personas que deciden asociarse a ellas. Pero al ver el rol de las asociaciones en el mundo de la salud, hemos visto cómo estas llegaron para llenar un lugar muy importante: el de ofrecer apoyo.
En nuestra comunidad de diabetes, las asociaciones nos ofrecen educación, apoyo legal, servicios específicos y, sobre todo, nos hacen sentir que pertenecemos a una gran familia. Son esas asociaciones las que junto con nosotros alzan la voz para dar luz a injusticias vividas por el colectivo y, en el caso de la diabetes, también apoyan en la investigación para mejorar nuestra calidad de vida y por encontrar la aún inalcanzable cura.
Pero ¿cómo se ve el futuro de estas asociaciones? En mi opinión, las asociaciones van a jugar un papel más importante aún. Servirán de guía en el campo de la abogacía, organizarán esfuerzos con el fin de mejorar la calidad de vida de sus asociados (y todos sabemos que en diabetes hay mucho por hacer), servirán de educadores a la población general y gracias al uso de las redes sociales podrán alcanzar a muchas más personas.
Si tienes la oportunidad de unirte a una asociación de diabetes, ¡hazlo! Y no sólo como un miembro pasivo. Queremos y necesitamos miembros activos, listos para ayudar, demostrando que nos preocupamos por el bien común de la comunidad. En ese futuro también me gustaría ver un frente común entre múltiples asociaciones, con proyectos en conjunto y una cantidad mucho mayor de constituyentes representados. Uniendo esfuerzos, voces y proyectos es cómo las asociaciones podrán crear un impacto mayor y, en nuestro caso, mejorar la vida con diabetes de muchos.