Nos ha tocado vivir un mundo tecnológico que alcanza a todo: teléfonos; coches; ordenadores; televisores; domótica; marketing digital; compras por internet; pagos por bizum;, monitorización continua de glucosa; o sistemas de infusión continua de insulina ya cercanos al páncreas artificial. Sin embargo, todo este torbellino de modernidad convive y choca frontalmente con situaciones sorprendentes y a veces poco conocidas por el gran público, como las que sufren millones de personas con diabetes en todo el mundo, al no poder acceder a todos los cuidados que necesitan.
Las personas con diabetes necesitan atención y apoyo continuo para controlar su condición y evitar complicaciones. En nuestro país, existe una Estrategia en Diabetes del Sistema de Salud Nacional (SNS), cuya última actualización data del año 2012 y que, por tanto, precisa de una revisión, especialmente teniendo en cuenta los avances tecnológicos antes comentados.
La pandemia de la COVID-19 ha puesto de manifiesto la inequidad en el acceso a los sistemas de monitorización de glucosa. En concreto, los pacientes con diabetes mellitus tipo 2 insulinizados han sido de los más perjudicados, ya que, a diferencia de los diagnosticados de diabetes mellitus tipo 1, no han tenido acceso a las mismas herramientas tecnológicas ni cuentan con el mismo nivel de formación y conocimiento de su enfermedad, aspectos recogidos en el pionero estudio ’Telemedicina e innovación en Diabetes: Telemedicina de calidad para las personas con diabetes insulinizadas’, llevado a cabo por el Center for Research in Healthcare Innovation Management del IESE, en colaboración con Abbott, el cual ha analizado el uso de los sistemas de telemonitorización y atención remota en España, especialmente durante la crisis sanitaria.
Sin embargo, parece que soplan vientos favorables porque, justo en este mismo momento de la escritura de esta reflexión, aparece la noticia de que una moción presentada por el Grupo Parlamentario Socialista ha recibido el apoyo de la Cámara Alta, habiendo sido aprobada por unanimidad con 29 votos a favor, en la que se insta a continuar con la extensión de la financiación de los sistemas de monitorización de la glucosa mediante sensores tipo flash para aquellos pacientes con diabetes tipo 2 insulinizados.
Se estima que la iniciativa propuesta podría generar unos ahorros anuales al SNS de aproximadamente 644.000 euros por cohorte de 1.000 pacientes adultos con diabetes mellitus tipo 2 que necesitan ser tratados con insulina. Esperemos que esta medida vaya también acompañada de la partida presupuestaria necesaria para su adecuada instauración, en la que la educación diabetológica y la adecuación de las plantillas de profesionales sanitarios son fundamentales. Aun así, todavía nos quedan visados poco comprensibles para fármacos que tienen un gran beneficio para muchas personas con esta patología.
A pesar de todo lo dicho, las condiciones de nuestro país no son las peores, ni mucho menos. En muchos lugares alrededor del planeta, las personas con diabetes apenas tienen acceso a medicamentos antidiabéticos, ni posibilidad de monitorizar sus niveles de glucemia. Por ejemplo, el 63% de los hogares en países de ingresos bajos no pueden permitirse la insulina, y en los de ingresos altos, el porcentaje es del 2,8%. Además, en el caso de la metformina, no pueden adquirirla en el 26,9% de las casas con rentas más bajas y en el 0,7% de las de en países más ricos.
Por todo ello, no podemos esperar más para que los medicamentos, las tecnologías, el apoyo y los cuidados de la diabetes estén a disposición de todos los que los necesitan.
Ha llegado el momento de que los gobiernos, los responsables políticos y los defensores de la causa actúen para aumentar la inversión en cuidados y prevención de la diabetes, garantizando que todas las personas que viven con diabetes puedan acceder a los cuidados que necesitan.