Esta semana, la Federación Española de Diabetes (FEDE) y el Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos (CGCOP) han firmado un manifiesto para reclamar la inclusión de la Podología en la Cartera de Servicios del Sistema Nacional de Salud. Se ha dado este porque el pie diabético se debe considerar como un problema grave de salud pública que hay que abordar de inmediato. Y es que, tras una amputación, la mortalidad de los afectados supera el 70%, es decir, por encima de los cánceres más comunes.
Pero el pie diabético se puede prevenir; por ello es importante que las personas con diabetes sean corresponsables con su salud y, además de informarse al respecto y seguir las recomendaciones de su médico, tengan en cuenta una serie de recomendaciones y consejos que a continuación se detallan:
CALZADO. Usar zapatos cómodos, flexibles y transpirables que no aprieten el pie y calcetines de algodón sin costuras prominentes.
TEMPERATURA. En climas o días fríos, usar calcetines diseñados para personas con diabetes al acostarse es un remedio eficaz para evitar enfriamientos.
TALLA. Escoger un tipo de calcetín con un grosor que permita proteger el pie y que no haga presión ni sobre el pie ni en los dedos.
COMODIDAD. Elegir materiales que permitan mantener los pies confortables y secos, para evitar la proliferación de bacterias que se pueden reproducir en ambientes con mayor grado de humedad.
MATERIAL. Los calcetines no deben tener refuerzos o costuras interiores, para que no aparezcan rozaduras, que pudieran derivar en llagas.
Con estas medidas preventivas, junto con la adherencia al tratamiento, se conseguirá más eficazmente la protección imprescindible de una parte del cuerpo tan delicada y relevante para las personas con diabetes como son los pies.
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