Nuestro deber de compromiso

¿Cumplimos con nuestro deber como jóvenes? Esta es la pregunta que me hice cuando empecé a escribir las primeras líneas de este artículo. Es verdad, que como casi todo en la vida, la juventud es efímera, pero deja una huella implacable.

Los jóvenes tenemos la responsabilidad de construir nuevos caminos y ayudar a quienes les puede resultar complejo los lenguajes disruptivos del mundo. Por ejemplo, acercando la tecnología a las personas que tengan más dificultades para comprenderlas; preservando las experiencias de quienes más tiempo llevan conviviendo con diabetes; e impulsando nuevas ideas que mejoren nuestra calidad de vida.

Debemos gritar las ganas que tenemos de seguir mejorando, de enseñar y contagiar la fuerza por la búsqueda de una cura. Proteger el conocimiento heredado y educar para desterrar los mitos de convivir con diabetes. Apostar con entusiasmo por compartir nuestras experiencias con los que llegan, y cuidar y traducir los lenguajes nuevos a los que ocuparon antes este lugar.

Esa es la fuerza de la juventud que me gustaría transmitir con Violeta Porté: visibilizar y normalizar que una condición de salud crónica como esta, no tiene por qué arrancarnos el valor de ser jóvenes, demostrando que hay otra manera de llevar las cosas y ayudando a mejorar la calidad de vida de las mujeres que vivimos con bomba de insulina.

Y es que, el deber de la juventud es, sin lugar a dudas, comprometernos con el gran poder que tenemos de construir un mundo mejor.

Texto de: Violeta Zapata