Más fortalecidos

Después de una semana intensa, llena de mucho trabajo, nervios y viajes, confieso que el sentimiento que albergo, tras la celebración de nuestro III Congreso Nacional, al escuchar muchos de vuestros comentarios, es de una enorme satisfacción. Y es que, el compartir con todos vosotros los proyectos, las preocupaciones y la ilusión por seguir trabajando en mejorar la calidad de vida de las personas con diabetes, en esta jornada tan importante para los que formamos parte de la Federación Española de Diabetes (FEDE), hace que nos recarguemos de energía, muy necesaria para continuar nuestra lucha diaria.

Como suelo decir en otras ocasiones, todo esto hace que salgamos fortalecidos y que nuestras organizaciones sean más respetadas, si cabe, por el resto de agentes sanitarios. De hecho, creo firmemente que este tipo de actividades es una de las mejores formas de garantizar nuestros derechos y de poder seguir mejorando la vida de las personas a las que defendemos. Por todo esto, ¡muchas gracias y enhorabuena a todos!

La defensa de la prescripción médica

Dicho esto, me gustaría abordar también un tema que, indirectamente, está relacionado con la principal conclusión a la que llegamos en este III Congreso Nacional de FEDE: la importancia de la voz de los pacientes. Concretamente me refiero a un asunto que nos afecta y que, sin duda, debemos vigilar y defender: la defensa de la prescripción de medicamentos por parte de los profesionales sanitarios.

De entrada, nunca debemos olvidar que cualquier cambio de medicación tiene que estar avalado por nuestro médico o profesional de la salud de referencia. Y también muy importante, además, que debemos ser informados en todo momento, tanto de los nuevos medicamentos, como de los motivos que pueda propiciar un cambio en nuestro tratamiento, puesto que, en definitiva, la decisión tiene que ser compartida con nuestros médicos y, en última instancia, nosotros, la persona con diabetes es quien decide. Pero, lo fundamental: nuestro médico es el único responsable de nuestro tratamiento y nadie puede sustituir su función prescriptora.

Como sabéis, vivimos en un mundo de tiempos acelerados y el sector sanitario no es ajeno a esta realidad a veces algo caótico. Por ello, no es de extrañar que confluyan muchos intereses, motivo de más por el que no podemos perder de vista que la finalidad de todo debe ser garantizar nuestra asistencia y nuestra autonomía. En definitiva: nuestra calidad de vida.